Conocer nuestra configuración nos permite reconocer y aceptar lo que somos, quiénes somos y cómo somos, además de darnos una estrategia con la cual encarar la vida tomando decisiones correctas desde el lugar correcto en cada uno de nosotros, minimizando de ese modo, el impacto que el entorno ejerce en nuestra vida.
Todo ser humano viene al servicio de la Existencia, cada uno de nosotros venimos con unos Dones, unos Atributos naturales, para juntos contribuir en el programa evolutivo de la Humanidad.
Conocemos nuestra educación, conocemos nuestro nombre… y, sin embargo, sabemos perfectamente que hemos venido al mundo sin nombre. Cuando nacemos, nacemos como una página en blanco, donde a primera vista parece que no haya nada escrito, y entonces nuestros padres, nuestros profesores, nuestros sacerdotes, empiezan a escribir en nosotros por todas partes. Pero, no nace una sola persona en el mundo que no tenga cierta capacidad de la que poder enorgullecerse, que no lleve en sí algo que producir, algo nuevo y hermoso a lo que dar vida, para hacer que la Existencia sea más rica. No hay ni una sola persona que haya venido al mundo vacía.
Esa capacidad que hay en cada uno de nosotros es mostrada gráficamente en el Diseño Humano a través de nuestras definiciones. Lo definido viene a ser el alumno que posee los Dones que tiene definidos (sus propias capacidades) y este alumno viene a la escuela de la Vida a experimentar las asignaturas que tiene en esas páginas en blanco y que en Diseño Humano llamamos centros sin definir.